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Viaje a Itaca

Brindis frente al mar

El mejor lugar para pasar las fiestas del Pilar es un pueblito de la costa mediterránea. No importa cuál: la cuestión es escapar de la multitud que invade las calles zaragozanas. Durante diez días de octubre, como aquellos que estremecieron al mundo, la ciudad suspende su ciclo vital y sus actividades más esenciales para dejarse llevar por la alegría obligada, los conciertos rutinarios, los mercadillos ya vistos años antes, y el alcohol, mucho alcohol.

Los zaragozanos esperan desde septiembre las fiestas con impaciencia, es el primer respiro tras el verano y la dura vuelta a la realidad. Pero no nos engañemos, ¿cuántos de ustedes han descansado de veras estos días? Piénselo bien: ¿ha tenido tiempo para leer aquel libro que le recomendó su compañero de oficina, para tomar una cerveza con los amigos a los que apenas ve? ¿Se siente hoy con más energía que el 7 de octubre?

Yo sí. Soporté durante tres días el ruido callejero, las conversaciones a gritos; soporté a los adolescentes borrachos que te miran con una mezcla de desprecio, lástima y curiosidad, como si estar sobrio a las diez de la noche fuese un síntoma de vejez o soledad; y soporté, pero es el último año que lo hago, la cortesía, el no poder decir claramente: "Odio las fiestas", y tener que salir un sábado por la noche a la busca desesperada de un lugar donde cenar, únicamente para volver a casa manchado de salsa y con la sensación de haber perdido el tiempo y el dinero. Aguanté, como digo, durante tres días, y después abandoné la ciudad.

Entonces comenzaron las fiestas. Leí un par de libros, paseé por calles transitables, cené con amigos que también huían del mundanal ruido y volví a la vida real, como suele decirse, con las pilas cargadas.

Para el próximo año, ya saben: reserven una habitación de hotel y brinden por la Pilarica frente al mar.

2 comentarios

Tiresias -

Me parece bien, pero...¿de verdad es más barato pasar los 10 días fuera que hacerlo en Zaragoza? Quizás para los que tenéis apartamento sí... pero el proletariado no se lo puede permitir... ¡nacionalicemos los hoteles ya!

Guiller -

Pues no sería mala idea eso de huir en el Pilar. Ahorraría dinero y ganaría en salud, lo malo es que siempre me acabo rajando...