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Viaje a Itaca

La movida, segunda parte

La segunda película de Almodóvar, Laberinto de Pasiones (1982), cuenta con un presupuesto mayor y con un guión también más elaborado, aunque igualmente "vacío". Es una historia alocada y desenfrenada en la que la lógica de las situaciones o la verosimilitud de lo narrado queda muy lejos de cualquier correspondencia con una posible realidad, al menos en lo que al contenido de la historia principal se refiere.

 

En Laberinto de pasiones, Riza Niro (Imanol Arias), el hijo del Sha de un país llamado Tirán , vive en Madrid, "la ciudad más divertida del mundo", de incógnito y es perseguido por una red de terroristas islámicos que pretenden secuestrarlo. Riza, pese a su condición inicial de homosexual, se enamora de una chica ninfómana llamada Sexilia (Cecilia Roth), y entre ellos se establece una historia de amor que los "redimirá" de su anterior vida en la que el sexo era la perdición de ambos.

 

Lo interesante de la película no tiene nada que ver con su calidad formal o narrativa, que dejan mucho que desear (aspecto extensivo al período de iniciación del realizador hasta mediados de los ochenta). Lo que hace de esta obra un producto a tener en cuenta es su valor como documento de carácter social.

Pedro conoció en Madrid y Barcelona a todo un grupo de gente relacionado con la llamada "movida" madrileña de aquel entonces: diseñadores, artistas de cabaret, rockeros, prostitutas, realizadores de cortometrajes, drogadictos, travestis... y toda una cohorte de personas que le hicieron vivir de lleno la efervescencia cultural y estética que se estaba produciendo en la capital en aquellos años.

 

Madrid era una ciudad moderna y esta era la imagen que trataba de mostrar parte de su juventud para abrir las puertas que tanto tiempo habían estado cerradas al mundo exterior. El film se convierte, por encima del insustancial contenido narrativo y formal, en una interesante muestra de los cambios sociales que se estaban llevando a cabo en la sociedad madrileña del momento.

Es, en fin, en palabras de su director, "Una película que no aportará nada a la cultura de nadie".

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