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Viaje a Itaca

La senda de lo digital

Un mono frente a un portátil de última generación. Ésa es la imagen del Octavo Congreso de Periodismo Digital de Huesca. Un animal ingenuo, minúsculo ante el poder de la Red. Así nos sentimos muchos cuando nos ponemos a trabajar en esto del Periodismo Digital. Un concepto relativamente nuevo que cobra importancia poco a poco.

 

Hay quienes pronostican que el digital se va a comer al papel; hay quienes defienden a éste a capa y espada. Ambas posturas eran irreconciliables tan sólo unos años atrás. Los "tecnófilos" miraban sin temor al futuro, ansiaban su llegada; los románticos veían con tristeza y desesperación cómo descendían las ventas de periódicos en los kioscos. El debate es hoy estéril.

En los próximos años, el proceso de cambio -un cambio que acaba de nacer, y por ello aún duda de sí mismo- se estabilizará. Ambos soportes disfrutarán de una coexistencia pacífica. Los medios digitales cumplirán sus objetivos más puros: la inmediatez, la claridad y la información multimedia. Los periódicos y revistas aportarán distanciamiento, profundidad y reflexión a un lector, que no consumidor, interesado por el mundo que le rodea.

Pero hoy Internet asusta a no pocos ciudadanos. La Red es percibida de forma negativa: un infinito almacén de información y novedades imposibles de asimilar. La Red Global se convierte en una tela de araña en la que caen los temerarios y de la que no saben escapar.

 

"Es imposible estar al tanto de todo lo que ocurre; hay demasiado", es el razonamiento usual para dejar a un lado la información a través de Internet. Sin embargo, existen también millones de libros; nadie los ha leído todos (salvo, quizás, Borges), pero seguimos leyendo.

Hoy muchos ciudadanos son analfabetos digitales, personas que por edad o condición social ignoran todo lo relativo a Internet; otros somos inmigrantes digitales, venimos de un tiempo en que aun existían las máquinas de escribir mecánicas y debemos aprender rápido este nuevo lenguaje; y luego están los nativos digitales, jóvenes adolescentes que manejan la Web 2.0 como nosotros manejábamos el vídeo reproductor. Esa generación es la que trasformará al simio que se interroga frente a la pantalla en un "homo sapiens digitalis".

Hasta ese momento, sólo queda avanzar juntos por la senda de lo digital.

2 comentarios

Tiresias -

Una de las curiosidades de la tecnología actual es que evoluciona a tal velocidad que, siguiendo con tu nomenclatura, todo el mundo está condenado a ser un inmigrante digital. Incluso un chaval nacido hace 10 años, cuando ya existían los procesadores Pentium debe mantenerse al día, actualizarse.

Esta es una diferencia importantísima con respecto a tecnologías anteriores. La evloución no era tan rápida y resultaba mucho más fácil manterse al día. De hecho esta peculiaridad se puede restringir a la electrónica (incluyamos ahí informática, imagen y sonido, etc...) Por ejemplo, un coche no ha evolucionado esencialmente y si un mecánico de los años 30 no es capaz de reparar una avería ésto sólo se debe a la aparición de la elctrónica en el coche. La mera mecánica no ha cambiado gran cosa.

Esa velocidad, además, conlleva un peligro aún mayor y que no mencionas y es que al final la mayor parte de la gente termina por no comprender en absoluto cómo funciona aquello que utiliza. Vuelvo a los coches. Un usuarío no especializado no puede reparar un coche, pero en líneas generales sabe como funciona; pero ¿cuánta gente tiene una idea relativamente clara de cómo funciona un ordenador?

lili -

Me gusta la metafora de la tela de araña y el recorrido de las tres generaciones... si yo soy una inmigrante, ¿quién eres tú, Raúl?