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Viaje a Itaca

¿Cuántos eran?

 

Delegación del Gobierno                                      342.655

Comunidad de Madrid                                           2.125.000

El Mundo                                                                   Cientos de miles de personas

Libertad digital                                                         2.000.000

La Razón                                                                   2.000.000

El País                                                                       337.000

ABC                                                                            700.000 - 900.000

El Periódico                                                              425.000

El manifestómetro                                                   240.000 - 320.000

Lástima, Ernesto

Es una suerte que Ernesto Sabato esté ciego. De no ser así, es muy probable que él mismo se hubiera arrancado los ojos tras asistir a la adaptación teatral de su novela El túnel. Según la prensa, esta adaptación ha sido realizada (¿o debería escribir "perpetrada"?) por su secretario personal y fue autorizada por el propio escritor. Sin embargo, es inconcebible que un autor tan exigente -tres novelas en 96 años- haya dado el visto bueno a esta versión a ratos cómica y siempre meliflua de lo que se calificó como El extranjero latinoamericano.

Héctor Alterio es Juan Pablo Castel, un pintor de unos setenta años recluido en una celda por el asesinato de María Iribarne, -interpretada por una Pilar Bayona demasiado sensual- varias décadas atrás. Castel cuenta desde el presente la relación con la mujer, una relación absorbente y posesiva -pues él mismo es absorbente y posesivo-, llena de secretos, medias verdades y mentiras enteras. A estos dos personajes les acompañan Allende, el marido de María, y Hunter, su primo -interpretados ambos por un correcto Paco Casares; la criada y Mimí, porima también de Allende, completan el reparto -de nuevo, una única actriz, la irritante Rosa Manteiga, da vida a las dos mujeres.

 

El problema principal de El túnel son estos personajes secundarios, absolutamente innecesarios. Cuando no entran en escena, están "ocultos" tras unas bambalinas de forma que el espectador los tiene siempre presente. María Iribarne, una mujer fría donde las haya, es presentada aquí con un vestido rojo pasión y excesivos matices de voz. Las discusiones entre Castel y ella se convierten en diálogos que bien podrían haber salido del peor Almodóvar. Mimí y la criada cumplen su objetivo, quizá demasiado bien: la irritación que unos diálogos vacíos producen en el lector se convierte en desesperación al escucharlos en un escenario. Poco puede decirse de Allende, el marido ciego de Maria Iribarne. Su momento de gloria en la novela se produce casi al final, cuando Castel le informa en tono revanchista de la muerte de su esposa y éste grita "¡insensato! ¡Insensato!". La escena, sin embargo, ni siquiera tiene lugar, sino que es el propio Alterio quien la recuerda.

Así, una novela de la que el lector nunca sale ileso, un texto en el que no hay una frase positiva, se convierte en una obra teatral en la que los espectadores ríen con frecuencia.

Los minutos finales de la obra son salvables. Alterio queda solo en escena, se arroja a una silla y se mete de veras en la piel del pintor depresivo: su actuación está llena de silencios y miradas vacías. Éste debía haber sido el tono de la obra: un monólogo recitado por un viejo pintor que no espera nada de nadie, un hombre que recuerda al amor de su vida, la única persona que le comprendió. Y que lo hace de tal forma que no es necesaria la presencia de los restantes personajes, sus palabras los evocan con mayor precisión.

El túnel

Ernesto Sabato escribió El túnel en 1948, poco tiempo después de una crisis existencial que le llevó a abandonar su carrera en un laboratorio de Física. El argentino plasmó en esta novela breve todas sus preocupaciones existenciales. De alguna forma, El túnel es a Latinoamérica, mutatis mutandis, lo que El extranjero  es a Europa.

La novela puede ser interpretada en una primera impresión como un thriller. Pablo Castel es un pintor depresivo que cuenta desde su celda su relación de amor-odio con María Iribarne, la única persona, según el narrador, que comprendió su obra. Su relación con el mundo y consigo mismo es absolutamente pesimista. Castel cree que ni siquiera se merece el descanso que permite el suicidio. En cambio, acaba apuñalando a María, auque esta acción no le produzca ninguna calma. Al final del libro, Castel se enfrenta con el marido ciego de María; le espeta que ha asesinado a su esposa y éste sólo puede gesticular y gritar "¡Insensato!".

Lo más atractivo de esta obra son las reflexiones del pintor, un personaje que Sabato querría ver comparado con alguno de los que vagabundean por las novelas de Dostoievski. Aunque el argentino no llegue a tanto, su lectura no deja diferente a nadie.

 

Estos días Héctor Alterio protagoniza la adaptación teatral de la novela en el Teatro Principal de Zaragoza. Hay mucha expectación por comprobar cómo se ha llevado El túnel al lenguaje teatral. ¿Conseguirá el actor dar cuerpo de forma creíble al Castel del papel?

Crispación política (según el Gran Crispador)

Artículo del ex presidente José María Aznar en el diario La Razón.

 

Aquí acaba este miniserie sobre la crispación política. El próximo post, sobre literatura. Seguro que será mucho más agradable.

Crispación política (según Juan José Millás)

Artículo de Millás. Al menos, consigue provocar una sonrisa en estos tiempos tan nerviosos.

 

Crispación política (según Patxi López)

Artículo de Patxi López sobre la actitud del Partido Popular. Aquí extracto algunos pasajes:

 

"Ni debilidad, ni cesión, ni rendición del Estado de derecho, sino fortaleza y valentía en un Gobierno que cumple y hace cumplir la ley y los preceptos constitucionales con el objetivo de garantizar la vida y los derechos humanos de todos los ciudadanos, incluso de aquellos cuyos actos más nos repugnan".

"El problema, por tanto, no está en la decisión del Gobierno, que es acertada, sino en la estrategia irresponsable del PP que ha decidido utilizar, en exclusiva, todo lo que tiene que ver con la lucha contra el terrorismo, que siempre había quedado al margen de las disputas partidistas, como único elemento de ataque contra los socialistas".

"El Partido Popular no crea nada, solo destruye. Por eso, ante una derecha que juega a tierra quemada y al "cuanto peor, mejor", nos corresponde a los socialistas defender el Estado de derecho y los valores democráticos que otros parecen haber olvidado hace mucho tiempo".

Crispación política (según el Faro de Vigo)

Éxtasis

Hable con ella es la mejor película de Pedro Almodóvar. Con ella entró en los corazones de muchos espectadores no muy almodovarianos y ganó el Oscar al mejor guión original.

El resumen y comentarios, en palabras de Pedro:

El telón de rosas color salmón y grandes flecos dorados que cubre el escenario, se abre para ver un espectáculo de Pina Bausch, Cafe Müller. Entre los espectadores, dos hombres están sentados juntos por casualidad, no se conocen. Son Benigno (Javier Cámara), un joven enfermero, y Marco (Darío Grandinetti), un escritor de cuarenta y pocos años. La pieza provoca tal emoción que Marco rompe a llorar. Benigno puede ver el brillo de las lágrimas de su casual compañero, en la oscuridad del patio de butacas. Le gustaría decirle que a él también le emociona el espectáculo, pero no se atreve.

Meses más tarde, los dos hombres vuelven a encontrarse en la Clínica "El Bosque", una clínica privada donde Benigno trabaja. Lydia (Rosario Flores), la novia de Marco, torera de profesión, ha sufrido una cogida y está en coma. Benigno justamente se ocupa del cuidado de otra mujer en coma, Alicia (Leonor Watling), una joven estudiante de ballet.

Cuando Marco pasa junto a la puerta de la habitación de Alicia, Benigno no duda en abordarlo... Es el inicio de una intensa amistad... tan lineal como una montaña rusa. Durante el tiempo suspendido entre las paredes de la clínica, la vida de los cuatro personajes fluye en todas las direcciones, pasado, presente y futuro, arrastrando a los cuatro a un destino insospechado.

 

Hable con ella es una historia sobre la amistad de dos hombres, sobre la soledad, y la larga convalecencia de las heridas provocadas por la pasión. Es también una película sobre la incomunicación de las parejas, y sobre la comunicación. Sobre el cine como tema de conversación. Sobre cómo los monólogos ante una persona silente pueden ser una forma eficaz de diálogo. Del silencio como "elocuencia del cuerpo", del cine como vehículo ideal en las relaciones de las personas, de cómo el cine contado en palabras detiene el tiempo y se instala en las vidas de quien lo cuenta y del que lo escucha.

Hable con ella es una película sobre la alegría de narrar y sobre la palabra como arma para huir de la soledad, la enfermedad, la muerte y la locura. También es una película sobre la locura, ese tipo de locura tan cercana a la ternura y al sentido común que no se diferencia de la normalidad.

Benigno

La vida de Benigno transcurre alrededor de una cama, dentro de la cama siempre hubo una mujer. Primero fue su madre, después Alicia. Su madre se instaló en la cama (y no volvió a salir de ella) cuando todavía no estaba enferma, fue su modo de celebrar que había cumplido 40 años, su marido acababa de abandonarla y el espejo de la mañana empezó a insinuar que su belleza, hasta ese momento eterna, mostraba los primeros síntomas de su naturaleza efímera.

Benigno estaba pendiente de ella día y noche, y para aprender a cuidarla mejor, estudió para enfermero. Sólo estaba fuera de casa cuando salía a dar clase.

Antes de morir le preguntó a su hijo, (Benigno era ya un hombrecito de veinticinco años que no había conocido hembra ni varón): ¿Qué vas a hacer cuando me muera, Benigno? Suicidarme, supongo, le contestó él, con naturalidad. Si su madre no estaba, su vida carecía de objeto.

Marco

Marco es el "hombre que llora", un argentino sentimental y misterioso, enfermo de nostalgia, viajero y periodista vagabundo, escritor de guías turísticas.

En la década de los 90 conoce a Angela, todavía una menor, por la que siente una pasión instantánea. Al poco tiempo descubre que la joven tiene problemas con el caballo. Poco después se instalan en un infierno de agresiones y mentiras.

La vida en Madrid es insoportable y empiezan a viajar para separar a Angela de las drogas y de Madrid. Su relación sólo funciona en la huida. Después de cinco años y siete guías turísticas, Marco deposita a Angela en casa de sus padres, en su pueblo natal. Con el tiempo los padres consiguen separarla de Marco y de las drogas.

Cuando conoce a Lydia ella acaba de romper con un amor que aún palpita con fuerza en su corazón. Ninguno de los dos conoce el secreto del otro, sin embargo el misterio les acerca, como a seres de la misma especie. Marco recupera el placer de viajar. Acompaña a Lydia en coche a todos los lugares donde torea.

Lydia

El padre de Lydia fue banderillero, pero soñaba con ser torero; educó a su hija como si fuera un hombre para que lograra lo que él no pudo lograr. La niña heredó sus mismas ansias. Pero el mundo del toro es muy machista. Después de morir su padre, su único y gran apoyo, Lydia tuvo que enfrentarse sola a prejuicios y desprecios entre los toreros profesionales.

Muchos se negaron a torear con ella, por el mero hecho de ser mujer, fue entonces cuando el matador llamado "Niño de Valencia" se ofreció no sólo a compartir cartel con ella sino a acompañarla después donde hiciera falta. Se enamoraron. Esta circunstancia más "rosa" que taurina mantuvo a Lydia en el candelero y pudo torear con regularidad.

La pareja aparecía semanalmente en todas las revistas del corazón. El Niño estaba encantado, pero a ella se le revolvían las tripas. No le gustaba conseguir la fama por ese camino, y tampoco era el tipo de vida que deseaba vivir con el hombre al que amaba. Acabaron rompiendo, Lydia aún le quería, pero en ese momento su despecho era mayor, o al menos así lo creía.

En un arranque suicida y ante la falta de oportunidades para torear, Lydia decidió encerrarse con seis toros, ella sola... Pero esa tarde, rebozada en tierra y sangre (sangre del toro) Lydia triunfó. Entre los espectadores estaba Marco...

Alicia

Sé poco de Alicia. Sólo lo que se ve en la película. A veces el guionista conoce el pasado de los personajes y su futuro, más allá del final de la película. En este caso tengo la misma información que el espectador. La auténtica película de Alicia empieza al final, en el teatro, cuando encuentra a Marco emocionado por los suspiros de "Masurca Fogo".
Tal vez en otro momento, cuente la historia de ellos dos, Marco y Alicia, pero antes tendría que escribirla.

 

Situada cronológicamente tras su apoteosis internacional y planetario, Hable con ella era esperada con proverbial maledicencia -en España esto se nos da pero que muy bien- como la película que haría caer el mito, el punto y aparte tras su éxtasis.

Pero ocurrió que el coloso no se vino abajo. Antes al contrario: Hable con ella fue el aldabonazo definitivo, mucho más allá de premios, distinciones y tacañerías varias. Después de tocar el techo, Pedro Almodóvar rodó su mejor película hasta la fecha.

 

 

Javier Cámara es un enfermero prisionero de su dedicación, mártir vocacional, alma sensible y algo reprimida, voyeur de vidas ajenas que renunció tiempo atrás a vivir la propia. Misionero sin nadie a quién alfabetizar, vaga cargado de ambigüedad por las dependencias de un hospital impoluto, aséptico lugar donde aparcar a los no vivos hasta que dejen de alterar el electroencefalograma.

El bonachón e introvertido Benigno cometerá uno de los delitos más detestables que imaginarse pueda (violar a una mujer inerme), transformando con todo este acto atroz en un sublime sacrificio de amor; entrega compleja, recriminable, alocada, tan ingenua como punible. ¿Cómo se las apaña Almodóvar para que la partida de Gollums que pueblan sus films nos acaben resultando entrañables, dignos de conmiseración? Nadie lo sabe. Para este caso en concreto, resumía su quehacer con lacónicas palabras: «mezclo algunos hechos sacados de crónicas periodísticas con el recuerdo personal de un gran amor».

¿Qué puede ver una torera en el periodista argentino incorporado por Darío Grandinetti? Algo nos dice que esa relación no prosperaría de ninguna de las maneras, como la de Benigno con Alicia. (En el mundo de ahí fuera, quiero decir, a mil millas de la ficción cinematográfica). Amores imposibles donde, para variar, son los hombres los que aguardan en vano.

En los últimos films de nuestro director más clásico se multiplican los personajes y sus formas surrealistas de interrelación; sin llegar nunca a ser corales, el baile de media docena de personajes disputándose amores y recuerdos termina, tras carambolas a tres bandas, en empates o tablas, sin ningún claro vencedor.

Y como le ocurre a Benigno, el trayecto resulta estéril. Aquello que se ama queda inmediatamente destruido una vez que se posee. Bien porque esta acción no sea comprendida por una sociedad ajena a los matices o porque la efímera belleza quede aplastada, marchitada, deshojada tras el apretujón de la pasión. «Las leyes condenan al que ama». El enfermero ya tiene sus dos alas y abandona este mundo de una honrosa sobredosis, purificador chute con el que esperaba reunirse con Alicia, compartir catatonia, inconsciencia... paz.

Almodóvar es -como Tim Burton- un protector de especies en vías de extinción, un naturalista aficionada a coleccionar las flores del mal.

Baricco: Esta historia

Alessandro Baricco publica una nueva novela en España, Esta historia.

 

Según la página web de la editorial Anagrama, el argumento es el siguiente:

"Ultimo Parri tiene cinco años la primera vez que ve un automóvil y veinticinco cuando conoce al gran amor de su vida. No será hasta años más tarde que Ultimo logrará llevar a cabo su sueño, una genial tentativa de resumir y poseer el espacio: diseñar y construir una pista de carreras perfecta. Ésta es la bella y dramática historia de la difícil consecución de un sueño más allá de la razón."

Si bien el argumento puede no resultar apasionante a primera vista, conociendo las anteriores obras del italiano (en particular Seda, Novecento y Sin sangre) no es probable que decepcione.

Espero poder escribir una reseña en breve. Mientras, para aquellos que entiendan algo de italiano, aquí una página muy bien hecha sobre la novela.

Coixet y Roth

Isabel Coixet ha aceptado dirigir El animal moribundo, la adaptación de la novela homónima de Philip Roth, de quien hablaba hace unos días aquí. Por lo visto, le hicieron una oferta que no pudo rechazar.

 

La novela habla de un anciano profesor universitario que se enamora de una joven. Aunque no la he leído, es casi seguro que Roth ha sabido manejar con maestría este argumento tan simple en principio.

En la versión cinematográfica, Ben Kingsley interpretará al profesor, y Penélope Cruz a la joven. La única pega a todo esto es su guionista, Nicholas Meyer, autor de la fallida adaptación de La mancha humana, otra novela de Roth. Confiemos en el talento de Coixet para salvar la película.

Según la prensa, Roth está contento con la elección de la catalana, y la ha invitado un fin de semana a Nueva York para hablar del proyecto. ¡Ay, quién estuviera en esa mesa!

Las razones de Vila-Matas

Enrique Vila-Matas es uno de los escritores españoles más interesantes de hoy día. En este vídeo explica las razones de su literatura. Aquí también.

Responde Zapatero

Es triste escuchar al presidente del Gobierno hablar de la forma en que hoy lo ha hecho en el Senado. Duele verlo rebajado al insulto y al recuerdo de tiempos pasados. José Luis Rodríguez Zapatero siempre se ha comportado en este sentido de forma ejemplar. "Violencia, ni verbal", decía hace unos días. Hoy se ha visto obligado a romper su deseo y su norma de conducta para defenderse; y para defender a los ciudadanos de las mentiras y tergiversaciones a los que el Partido Popular nos tiene acostumbrados

 

Pues parece que ésta es la única forma de que los ciudadanos se enteren de una vez de la situación. Las palabras de Zapatero no iban tanto dirigidas a los senadores populares como a los noticiarios del mediodía. Ahora habrá más gente que conozca la verdad. Lo que el Gobierno de Aznar hizo con el terrorismo. Los engaños del Aznar, Rajoy y Acebes. Y la actitud de los socialistas esos años. Una actitud de acuerdo, de respeto, de aceptación de que ETA es un tema con el que no se puede jugar.

Durante décadas fue el único asunto sobre el que ambos partidos mantenían una política común. O al menos, si estaban en desacuerdo no lo mostraban en público. Acabar con ETA era más importante que ganar las elecciones.

Desde el 14 de marzo del año 2004 esto ya no es así. El Partido Popular ha atacado al gobierno legítimamente elegido desde todos los flancos. Pero hay uno desde el que nunca debía haberse atrevido. El terrorismo es un asunto de seguridad nacional. Las víctimas de ETA son sagradas. Eran, mejor dicho. Pues la AVT con el señor Alcaraz al frente las ha convertido en meros titiriteros de Acebes, Zaplana y García Escudero.

Hoy es un día malo para la democracia. Es difícil caer más bajo de lo que los políticos lo han hecho. Ojalá sea un punto de inflexión y algún político sensato del Partido Popular (los hay, sólo es necesario que destronen a la vieja guardia) comience a hacer oposición política. Pero de la de verdad.

All about Pedro

Todo sobre mi madre es la película que lanzó definitivamente a Almodóvar al estrellato internacional. La película obtuvo, entre otros, el Oscar a la Mejor Película de habla no inglesa, el Premio al mejor director en el Festival de Cannes y el Cesar francés a la Mejor Película Extranjera. En España fue galardonada con el  Goya a la Mejor Película, Mejor Director y Mejor Actriz Protagonista.

 

Cuenta la historia de Manuela una enfermera de la Organización Nacional de Transplantes. Su hijo Esteban (Eloy Azorín), escribe un guión llamado "Todo sobre mi madre", en el que refleja su inquietud por su padre, al que cree muerto. El día del su cumpleaños madre  hijo van a ver una obra de teatro y al terminar la obra, él va en busca de un autógrafo de la actriz; en el intento es atropellado y muere. Manuela parte hacia Barcelona en busca del padre para hablarle de su hijo. Pero la búsqueda no será fácil y mientras lo busca, Manuela se reencuentra con Agrado (Antonia San Juan) una travestí que se prostituye. hace marketing de su cuerpo para venderse como mercancía en el campo. Cocerá a la hermana Rosa (Penélope Cruz), una monja embarazada de Lola (Toni Cantó), el padre de Esteba, ahora transformado en mujer y enfermo de sida. Y trabajará para Huma Rojo (Marisa Paredes) actriz que se obsesiona con una relación de amor-odio con su compañera de teatro Nina Cruz (Candela Peña), adicta a la heroína.

De nuevo, Almodóvar tiene la palabra.

SABER FINGIR

Después del rodaje de "La flor..." tomé algunas notas sobre el personaje de Manuela, la enfermera que aparece al principio. Una mujer normal, que en las simulaciones se convertía en auténtica actriz, mucho mejor que los médicos con los que compartía la escena.

Mi idea al principio fue hacer una película sobre la capacidad de actuar de determinadas personas que no son actores.

 

ACTRICES Y MUJERES.

El título "Todo sobre mi madre" viene de Eva al desnudo (All about Eve, Mankiewicz); entre otros temas, el film de Mankiewicz trata de mujeres y actrices. Mujeres que se confiesan y se mienten en el camerino de un teatro, convertido en sancta santorum del universo femenino.

No sólo son el tema de "Todo sobre mi madre", sino que la película también va dedicada a ellas. Especialmente a las actrices que en algún momento han hecho de actrices.

Siempre me han interesado las películas que reflejan el mundo del cine. No me refiero a las que hablan del lenguaje, sino a las que cuentan historias de actores, directores, escritores, productores, estilistas, maquilladores, figurantes, imitadores de estrellas, etc. Películas cuyo argumento es el propio cine, y las personas que lo hacen, su magnificencia y su sordidez. De ese género inexistente, y que participa de todos los géneros, me atrae especialmente el protagonizado por actrices. En la dedicatoria final, nombro a tres de las que más emoción me han deparado: la Gena Rowland de Opening Night, la Bette Davis de Eva al desnudo y la Romy Schneider de Lo importante es amar. El espíritu de las tres impregna de humo, alcohol, desesperación, locura, deseo, desvalimiento, frustración, soledad, vitalidad y comprensión a los personajes de "Todo sobre mi madre".

EL MONÓLOGO DE "LA AGRADO"

El monólogo está basado en la palabra. Es más propio del teatro, por cuestión de edad, supongo; el teatro es más viejo que el cine. Y es un arma rotunda, contundente, pero arriesgada porque no admite mentiras.

El monólogo de Agrado no está dicho en primer plano, o no todo el tiempo, pero sí en primera persona, ¡y hasta qué punto!

Agrado termina con una sentencia esencial: "Me ha costado mucho ser auténtica. Pero no hay que ser tacaña con todo lo relacionado con nuestro aspecto. Porque una mujer es más auténtica cuanto más se parece a lo que ha soñado de sí misma".

El teatro se viene abajo. Agrado lo ha conquistado.

 

MANUELA FUGITIVA

Manuela huye. Huye siempre en tren, atravesando túneles interminables. Primero huye de Barcelona a Madrid. Dieciocho años después, huye de Madrid a Barcelona. Y pocos meses más tarde, de nuevo hace el trayecto Barcelona-Madrid, huyendo.

Todas sus huidas están marcadas por algún tipo de Esteban. En la primera huida llevaba a Esteban-hijo dentro de sí, en sus entrañas. Manuela huía del padre, que también se llamaba Esteban, (Esteban-Padre) aunque hacía tiempo que nadie le llamaba así. En la segunda huida, Esteban-Hijo la acompaña en forma de foto, y cuaderno de notas. Murió en un accidente. En esta ocasión Manuela va vagamente en busca de Esteban-Padre, para comunicarle la muerte de su hijo. Esteban-Padre no conoce la existencia de aquel hijo, porque Manuela nunca se lo dijo. Cuando supo que estaba embarazada simplemente huyó del padre, y no ha vuelto a verle.

Se alegra de haber vuelto a Barcelona. Por el día dormita, y por la noche sale en busca de Lola. Lola podría hallarse en cualquier lugar, Nápoles, Marsella, o la Habana. Mar, vicio y manga ancha, son las cualidades que Lola le exige a una ciudad para quedarse. Barcelona las tiene todas. Podría ser cualquiera de esas tres ciudades, además de ser Barcelona. Al compás de un ritmo sonámbulo Manuela encuentra personas (La Agrado, la hermana Rosa, Huma Rojo, el hijo de la Hermana Rosa) y razones para quedarse. Después de algunos meses, encuentra también personas y razones para salir huyendo. Otra vez al tren, dirección Barcelona-Madrid, y con otro Esteban, el tercero, en los brazos, un bebé de pocos meses, al que Manuela se aferra y al que debe proteger de la hostilidad de su abuela.

CECILIA. EL REENCUENTRO.

Cecilia Roth ha madurado, se ha agigantado. Su técnica se ha destilado sin que se note. Es lo que ocurre con la perfección, que no se nota. Desaparecen las aristas, todo fluye. Y uno lo encuentra natural aunque sepa que es un milagro.
Para mí no hay mayor espectáculo que ver llorar a una mujer. A una actriz, quiero decir. Reconozco haber tenido la suerte de que me llorasen las Mejores. En "Todo sobre mi madre" Cecilia también ha tenido su dosis de lágrimas. Transparentes, torrenciales. La sacuden como vomitonas. Y cuando llegan tienen una cualidad catártica.

Manuela demuestra que Cecilia Roth está en su plenitud como actriz. Y siento algo muy extraño al decirlo. Como persona me recuerda mucho a la chica que conocí hace veinte años: ingeniosa, culta, con la misma capacidad de entusiasmo y excitación, ruidosa, inmadura y neurótica en su acepción más divertida, frágil, voluntariosa, de risa inmediata y emoción fulminante.

Cuando la veo en la película y la siento palpitar como Manuela sé que estoy ante uno de los trabajos más escalofriantes de los que he sido testigo. Y no me recuerda a la Cecilia que yo conocí en los ochenta, sino a otra.

Supongo que actuar debe ser eso.

 

Las críticas, absolutamente positivas

Todo sobre mi madre es, en efecto todo sobre Almodóvar. Guillermo Cabrera Infante, El País, Mayo 1999

[...] Almodóvar se alzó con el premio al mejor director en el Festival de Cannes este año por este conmovedor -y a veces desolador- homenaje a la maternidad y a las actrices, a los hombres que se visten como mujeres y mujeres disfrazadas que ejercen diariamente el poder gracias al arte dramático de la mentira [...] Con pequeñas excepciones, Almodóvar manipula el argumento barroco con la destreza de un mago. Todo sobre mi madre es una adoración, la historia de la reunión de una familia y recreación de la familia. La película se hace eco de la famosa sentencia de Blanche Dubois: "Siempre he dependido de la amabilidad de los extraños". The New York Post, Septiembre de 1999

"El décimo tercer filme de Pedro Almodóvar es un pequeño modelo de escritura. Las situaciones más delirantes suenan a verdaderas y no se le escapan nunca, los diálogos mueven ríos de emoción sin parecer largas. Se le ha apreciado como cineasta "a la moda" a lo largo de los años, sin perder jamás el sentido del cine-espectáculo, pero se ha transformado en un clásico, como Woody Allen o Bergman. ¿Su mejor película? Al menos la mejor resuelta, la más calurosa, la más conmovedora." Le Journal du Dimache, Mayo de 1999.

Todo sobre mi madre es una película esencial. Un torrente de amor loco que se desliza bajo nuestros ojos llenos de lágrimas". Gerard Lefort, Liberation.

Mis amigos los Buendía

La primera vez que abrí un libro de garcía Márquez, o cerré a as pocas páginas. Deseaba con todas mis fuerzas leerlo. Era joven, conocía a muchos de los autores del Boom por los libros de lengua de la escuela. Fui precoz y fracasé en mi atrevimiento.

El libro en cuestión se llamaba Cien años de soledad, un título ininteligible a una edad en que cien años se parecen al infinito y no se tiene muy claro el significado de la soledad. Las primeras páginas eran absorbentes, no podía uno parar de leerlas; por eso mismo, quizá, tuve que abandonar su lectura.

 

La segunda vez que me enfrenté a un libro del colombiano fue más exitosa. Su título era mucho más sugestivo para un joven aficionado a las películas de asesinos y tribunales: Crónica de una muerte anunciada. El principio, sin embargo, me sorprendió hasta el enfado: ¿cómo podía una novela destrozar el argumento ya en la primera página? Comprendí no mucho más tarde que el truco de la novela radicaba precisamente en esa vuelta de tuerca. Desde entonces, he leído la Crónica varias veces, y nunca me ha decepcionado.

Tampoco lo hizo su obra maestras, la saga de los queridos Buendía, cuando por fin pude con ella. Fue arde, en primer curso de universidad. Esa vez me pareció un libro prodigioso, y comencé a leer cuantos ensayos y artículos encontraba sobre el mismo (hablo de una época en la que no contaba con la ayuda de San Google). La segunda lectura se produjo un año después: fue la definitiva. A partir de aquel año, releo los Cien años de soledad cada primavera, hacia finales de mayo o principios de junio, coincidiendo con las fechas de exámenes. Las locuras y azares de la familia Buendía ya sólo me producen carcajadas.

He llegado a aprender diálogos de memoria. Y, de cuando en cuando, recito como si fuera una cancioncilla de verano aquello de "Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Arueliano Buendía había de recordar la mañana en que su padre le llevo a conocer el hielo". Ahora dudo: ¿escribió García Márquez "la mañana" o "el día"? No importa: la novela ya no le pertenece, los derechos de autor, de alguna extraña forma, han caducado y han pasado a ser parte de todos sus lectores.

Por supuesto, el colombiano ha escrito más libros. Pero estos son suficientes. Me bastan.

Hoy celebra su 80 cumpleaños. Felicidades pues.

 

Es un fiesta, de todas formas, triste, pues Gabo ya no escribirá nunca nada digno de lectura. Su última novela, de cuyo nombre no quiero acordarme, es un plagio descarado. Parece escrita por un imitador del colombiano. Lo único mágico de ella fue la fabulosa campaña de marketing que montaron sus editores.

Ayer leí que está escribiendo la segunda parte de sus memorias, unos apuntes reunidos en un libro. No sé si me interesan. Es una pena.

Lo que sí leeré, seguro, es la nueva edición que se prepara de los Cien años de soledad. Tengo curiosidad por leer lo que hace ya unas décadas escribió su hoy ex-amigo Mario Vargas Llosa. Y espero que esta primavera, pese a no tener exámenes, pueda reírme con aquella bronca monumental que una reina destronada echa a un jugador borracho y pendenciero.

Ya falta menos.

Infografía: García Márquez y el Boom

Nuevo amanecer

1.-

José Ortega y Gasset se preguntaba en 1930 -en la segunda parte de su famoso libro La rebelión de las masas- quién sustituiría a Europa en el poder político mundial si, como muchas voces auguraban, ésta se hallaba en plena decadencia. La respuesta obvia era que Estados Unidos tomaría el relevo y sería el centro de poder durante unas cuantas décadas, siglos incluso. Pero el filósofo no acepta esta opción. Estados Unidos, viene a decir, no está preparado: es demasiado joven.

 

Visto desde el presente, puede que su razonamiento fuera acertado. Es posible que su juventud -Estados Unidos tenía por entonces poco más de 150 años- sea la clave que explique su actitud como "líder mundial" desde la Segunda Guerra Mundial. 150 años de existencia no es mucho para un país, su edad se mide por un patrón diferente que la humana. Comparado con un país como China, Estados Unidos es apenas un niño, mejor, un adolescente en plena ebullición.

¿Cuáles son las características, grosso modo, de la adolescencia? Los adolescentes son veleidosos, tiránicos, gustan del secreto, son rebeldes sin causa que piden arrogantes ayuda cuando su independencia les juega una mala pasada; si son líderes de un amplio grupo de amigos, es seguro que pronto chocarán con otro que busque también su lugar preferente: para ganarle, no dudarán en rodearse de un círculo dentro del grupo, círculo que se opondrá a los amigos del otro. Muchas, si no todas, de estas costumbres y modos de ser pueden aplicarse a la política llevada a cabo por los Estados Unidos durante los últimos 60 años.

Pero no es necesario, pues es bien sabido por todos, repetir los errores de Washington en el pasado. El párrafo anterior sirve para ilustrar lo, para muchos, nefasto que fue que un "joven" tomase las riendas del poder en el planeta.

Se dirá que Europa se desangraba en la década de los 40; que era incapaz de dirigir nada, ni a sí misma; que la ayuda económica proveniente de Estados Unidos le ahorró muchos años de penurias. Es cierto. Pero, de nuevo, hay que pensar en el ritmo vital de los estados. Por hacer otro símil, imaginemos que el presidente de una multinacional se ve obligado a permanecer en la cama de un hospital durante unos días; durante la convalecencia del jefe, su querido hijo, recién llegado a los negocios, se pone manos a la obra y logra mantener a flote la empresa, al tiempo que visita a su padre cada noche en el hospital; lo lógico sería que al término de la enfermedad, el presidente volviera a sus funciones y su hijo retornase a su puesto de segunda categoría. El problema fue que Estados Unidos no devolvió el poder a Europa una vez ésta se recuperó de la sangría. El adolescente pasó un fin de semana sólo en casa y a la vuelta de sus padres no quiso abrirles la puerta

2.-

Hoy, muchos intelectuales se hacen la misma pregunta que Ortega se hacía en 1930: ¿Quién manda en el mundo? De nuevo, los periódicos hablan de crisis de Occidente, de fin de una era (sería más apropiado decir "etapa"), de u futuro incierto. Timothy Garton Ash, historiador y periodista del diario The Guardian, ha escrito que se ha pasado de la existencia de un único centro de poder (mundo unipolar) a la cohabitación de numerosos centros de poder (mundo multipolar). La Sociedad Internacional es una suerte de "poliarquía mal organizada", de decenas de centros de poder que compiten entre sí. Lo novedoso es que estos centros no están ocupados sólo por Estados, sino que se reparten entre multinacionales, bancos y grupos terroristas. Todos estos sujetos tienen hoy más influencia que muchos estados legalmente constituidos.

 

 El futuro, pues, es difícil de prever. Ash advierte, sin embargo, que la multipolaridad, cercana a la "apolaridad" (situación en la que ningún sujeto posee tanto poder como para redactar la agenda y las reglas del juego), será peor que el gobierno de Estados Unidos que muchos critican.

La respuesta menos pesimista (y la apuesta más segura) viene de aquellos que profetizan que China y la India serán los estados gobernantes de este siglo XXI.

Existe una teoría acerca de la evolución histórica del poder que viene a decir que éste gira en torno a la Tierra del mismo modo que lo hace el Sol; eso sí, cada vez más rápido.

 

El primer imperio fue China después pasó al Próximo Oriente, a Grecia y a Roma; los lapsos de tiempo en que el poder permanecía en un punto se iban acortando. En el comienzo de la Edad Media hubo un cierto desequilibrio: es difícil decir quién estaba al mando (aunque el referente intelectual, lingüístico y moral seguía siendo Roma), pero fue Europa, el conglomerado de Estados siempre enfrentados que la formaban, la que se alzó por encima del resto (y, verdaderamente, durante el siglo XIX casi llega a dominar el mundo).

Le tocó el turno después a Estados Unidos, punto final del recorrido del Sol, y fue el periodo de poder más corto de la Historia (un tiempo en el que, quizá no por casualidad se llegó ha hablar del "fin de la historia"). Hoy, Estados Unidos agoniza, los atentados de septiembre de 2001 fueron la estocada final, la invasión de Irak el desesperado ataque del animal próximo a la muerte.

El ciclo está a punto de reiniciarse, está cerca el nuevo amanecer, y eso asusta a muchos (todo cambio produce inquietud).

Pero más que para la alarma, es el momento de la serenidad y el estudio de la situación. China es la fábrica del mundo, India su oficina central. Juntos, han de ser capaces de dirigir las vidas de más de 6 mil millones de humanos durante las próximas décadas. Ambos son, volviendo al símil de Ortega, países viejos: esperemos que la edad les haya conferido sabiduría, serenidad, conocimientos de la historia y buenas dotes de mando.

Europa pretende recuperar el poder; es en vano: su tiempo ya fue. Lo mejor que pueden hacer sus miembros es unirse como si fueran un solo Estado para no dejarse amedrentar por el nuevo jefe.

Más Gabo

Mañana espero escribir unas líneas sobre García Márquez, seguro que elogioso (¿cuántos blogs hablarán estos días del escritor colombiano? La respuesta, aquí).

Para hacer boca, este artículo de Arsenio Escolar, que muestra a un Gabo mucho menos amable. 

"La gente lee basura para distraerse y piensa que es literatura"

Navegando, navegando, me topo con este artículo (incompleto) de Gregorio Morán, articulista de La Vanguardia. Muy cierto lo que dice (y podríamos hablar del mismo modo de los discos y las películas).

La senda de lo digital

Un mono frente a un portátil de última generación. Ésa es la imagen del Octavo Congreso de Periodismo Digital de Huesca. Un animal ingenuo, minúsculo ante el poder de la Red. Así nos sentimos muchos cuando nos ponemos a trabajar en esto del Periodismo Digital. Un concepto relativamente nuevo que cobra importancia poco a poco.

 

Hay quienes pronostican que el digital se va a comer al papel; hay quienes defienden a éste a capa y espada. Ambas posturas eran irreconciliables tan sólo unos años atrás. Los "tecnófilos" miraban sin temor al futuro, ansiaban su llegada; los románticos veían con tristeza y desesperación cómo descendían las ventas de periódicos en los kioscos. El debate es hoy estéril.

En los próximos años, el proceso de cambio -un cambio que acaba de nacer, y por ello aún duda de sí mismo- se estabilizará. Ambos soportes disfrutarán de una coexistencia pacífica. Los medios digitales cumplirán sus objetivos más puros: la inmediatez, la claridad y la información multimedia. Los periódicos y revistas aportarán distanciamiento, profundidad y reflexión a un lector, que no consumidor, interesado por el mundo que le rodea.

Pero hoy Internet asusta a no pocos ciudadanos. La Red es percibida de forma negativa: un infinito almacén de información y novedades imposibles de asimilar. La Red Global se convierte en una tela de araña en la que caen los temerarios y de la que no saben escapar.

 

"Es imposible estar al tanto de todo lo que ocurre; hay demasiado", es el razonamiento usual para dejar a un lado la información a través de Internet. Sin embargo, existen también millones de libros; nadie los ha leído todos (salvo, quizás, Borges), pero seguimos leyendo.

Hoy muchos ciudadanos son analfabetos digitales, personas que por edad o condición social ignoran todo lo relativo a Internet; otros somos inmigrantes digitales, venimos de un tiempo en que aun existían las máquinas de escribir mecánicas y debemos aprender rápido este nuevo lenguaje; y luego están los nativos digitales, jóvenes adolescentes que manejan la Web 2.0 como nosotros manejábamos el vídeo reproductor. Esa generación es la que trasformará al simio que se interroga frente a la pantalla en un "homo sapiens digitalis".

Hasta ese momento, sólo queda avanzar juntos por la senda de lo digital.

Web 2.0

Tanto darle vueltas a la Web 2.0 y resulta que un vídeo de Youtube (cómo no) lo explica con bastante claridad.